En Cuaresma...


Lo tuyo, Señor, no es condenar sino salvar. Ayúdanos en tu misión.
Que no confundamos tu voluntad con nuestras normas o tradiciones.
Que respetemos la libertad creadora, no contraria al evangelio,
Que seamos capaces de descubir la bondad de toda persona.
Que no juzguemos la intimidad de nadie.
Que animemos a no hacer daño a nadie y a caminar en el amor.
Que no condenemos. Que acojamos y liberemos.
Que no hocemos en el estercolero de las miserias propias o ajenas,
sino, más bien, escarbemos en la misericoria divina.
Como lo hacías tú, Señor y Dios nuestro.
Rufo González Pérez