COMUNICADO de los JESUITAS de HAITÍ

Nosotros, Jesuitas, trabajando en Haití en diversos espacios, somos testigos del drama diario que viven millones de nuestras hermanas y hermanos haitianos. Como Yahvé en el desierto, nosotros vemos la miseria de nuestro pueblo y escuchamos sus gritos:
“Yo soy Yahvé, tu Dios. Yo vi la miseria y oí tu grito. Yo sé de tus angustias. Lavida es lo que yo quiero para ti y no la muerte. ¿Pero quién va a libertarte? En el pasado, Moisés fue mi mensajero enviado para liberarlos y sacarlos de la esclavitud de Egipto. En mi Nombre, él los llevó a una tierra que mana leche y miel (Ex. 3,7-12)”.

La miseria de nuestro pueblo:
- Millones de haitianos y haitianas son víctimas del alza vertiginosa y permanente de los precios de los productos de primera necesidad y no satisfacen las necesidades más esenciales, en particular el alimento.
- La disminución de la producción nacional en todos los sectores de la economía lleva al hambre y a la desnutrición total.
- El empobrecimiento vergonzoso e intolerable de nuestras poblaciones urbanas y rurales.
- El aumento de la inseguridad, especialmente el resurgimiento con fuerza del fenómeno del secuestro y la desesperanza de los jóvenes.
- Nuestra nación está sumergida en la vergüenza y la desesperanza con su soberanía arrodillada y la mayor parte de la población viviendo en condiciones inhumanas.