2010, año europeo contra la pobreza y la exclusión social

Santi Torres. Este año, que hemos solamente empezado, concluye el plazo que los dirigentes europeos se autoimpusieron para acabar con la pobreza de la UE. Pues bien, estamos en el año 2010 y los objetivos están aún muy lejos de ser alcanzados. Y aún estaríamos más lejos si no hubiera sido porque, ante la perspectiva de unos resultados vergonzosos, en el año 2005 se forzó una revisión a la baja.

Sea como sea, y siguiendo el criterio de que una persona es pobre si su renta está por debajo del 60% del salario medio del país dónde vive, en Europa 80 millones de personas (cerca del 17% de la población) viven por debajo de este umbral. No todas son personas en paro. Hay un 8% de las personas empleadas con unos salarios que no les permiten salir de la pobreza. Esto hacía mucho tiempo que no sucedía, al menos desde la creación de un cierto estado del bienestar, y desmiente a aquellos que sitúan en la “plena ocupación” la solución a la pobreza.

Ahora la crisis sirve para justificar muchas cosas. Pero hay que hacer notar que cuando se revisaron los objetivos el año 2005, estábamos en plena euforia económica y en aquel momento las desigualdades continuaban siendo tan escandalosas que hizo falta la intervención del comisario Barroso y de todo el Consejo Europeo para maquillar el escándalo.

Pero al final, de todo esto nos ha quedado un “año” que al menos nadie se ha atrevido a desconvocar: “el año europeo de la lucha contra la pobreza y la exclusión social”. Ya que está ahí, celebrémoslo, utilicémoslo para denunciar esta realidad en el corazón de la rica y desarrollada Europa. Seguramente, vista la experiencia de Lisboa, costará que los gobernantes vuelvan a imponerse “objetivos tan elevados”. Aprovechemos el año, pues, para tomar conciencia de la inviabilidad de un modelo que excluye de la vida social y económica (¿también de la política?) a uno de cada cinco europeos.

Recientemente, la Comisión ha vuelto a plantear un borrador que aspira a ser el documento que marque la estrategia de la UE para los próximos 10 años y lo ha abierto a la consulta de ciudadanos y organizaciones. ¿Piensa alguien que se habla ahí de inclusión social, de lucha contra la pobreza o de reducir desigualdades? Marginalmente sí, pero se habla sobre todo de ocupación, crecimiento económico (=PIB), de reforma del mercado laboral, de flexiseguridad… En definitiva, de ir repitiendo el modelo que ha fracasado con palabras nuevas y sostenibles, seguramente para garantizar que de aquí a 10 años el número de personas pobres con trabajo no sea solamente el 8% sino que llegue al 15 o al 20%. Al Estado siempre le resulta más caro y molesto un pobre de solemnidad, que alguien con trabajo que contribuye a la riqueza del país, pero que se las ve y se las desea para llegar a fin de mes. Es posible que con esos porcentajes podamos ya jactarnos de haber alcanzado un nivel de desigualdad social irreversible.

Lamento la ironía y más a principios de año, una época dada a los buenos propósitos y a la esperanza, pero supongo que también la esperanza ha de ganarse, y no hay nada peor que empezar el año “comulgando con ruedas de molino”. Pero puestos a desear, ojalá al hacer balance a final de año, podamos recordar el 2010 como un verdadero punto de inflexión en la conciencia ciudadana referente a la cuestión de la pobreza y la exclusión social.