"Renueva la faz de la tierra"


Caritas Internacional y el Consejo Mundial de las Iglesias han hecho en Copenhague la presentación titulada “Renueva la faz de la tierra: una aproximación a la justicia climática desde la fe”. Ha sido el único acto explícitamente cristiano entre todos los actos paralelos que se han organizado en la Conferencia de Copenhague. En él han participado Joy Kennedy, del Grupo de Trabajo del Cambio Climático del Consejo Mundial de las Iglesias; Joy ha insistido en la necesidad de superar un debate meramente técnico para reconocer que estamos ante un asunto que toca aspectos fundamentales del ser humano, por eso cree que los creyentes tenemos mucho que aportar. Erny Gillen es el presidente de Caritas Europa, él ha identificado la relación naturaleza-cultura-historia como un sistema que se retroalimenta continuamente, nuestro reto está en que tenemos el “poder” de cambiar la situación de este mundo. Tenemos que mover nuestra voluntad, y las de los políticos, en esa dirección para hacer que la pobreza “sea historia”, algo del pasado. El último en intervenir ha sido Tofiga Falani de la Iglesia Congregacional Cristiana de Tuvalu . Tuvalu se está haciendo muy famosa en esta conferencia porque es una isla-estado del pacífico que está seriamente amenazada de desaparecer sumergida por efecto del crecimiento del nivel del mar, a causa del cambio climático. Su intervención ha sido el testimonio de un creyente comprometido con una realidad tan desconcertante como es la de una seria amenaza medioambiental para su pueblo, un canto de esperanza en medio de una situación tan difícil de afrontar.

Creo que la realización de este acto es muy de agradecer a Caritas y el Consejo Mundial de las Iglesias. Todos sentíamos que faltaba algo así. Es verdad que el Vaticano tiene su representación oficial pero era sorprendente que esta Conferencia no hubiera un propuesta explícitamente religiosa entre el cúmulo de organizaciones y actividades. Así que lo más importante es agradecer la iniciativa.

Los participantes, y esto nos pasa a menudo, éramos del “club”, es decir la mayoría de los asistentes eran creyentes, muchos participantes activos en grupos religiosos involucrados en cuestiones medioambientales. Una vez más la difícil cuestión de cómo llegar a los no habituales, cómo hacer que nuestro mensaje pueda traspasar los límites de nuestras parroquias, comunidades, grupos.

Otra cuestión importante tiene que ver por la “calidad” de nuestras propuestas. No las técnicas, eso sabemos que no son nuestra competencia. Afirmamos que las religiones, las Iglesias, tenemos influencia en el comportamiento de las personas, que tocamos dimensiones que afectan a su manera de entender la vida y de actuar consecuentemente. Pero, ¿de verdad nuestras comunidades, parroquias o grupos son significativos por sus compromisos medioambientales? ¿Nuestros estilos de vida están marcados por la preocupación por un mundo –también el físico- posible para todos? ¿Cuándo las personas quieren vivir de una manera más responsable y solidaria, también en términos ecológicos, acude a nuestras parroquias? Sin duda que hay iniciativas concretas, pero como Iglesias ¿estamos de verdad marcando un estilo de vida en estas cuestiones? Me temo que nos queda mucho por hacer, tal vez por eso no se nos escuche tanto.

José I. García


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