DOMINGO XXXI del TIEMPO ORDINARIO

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos
poseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán
consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos
serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira
toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos, porque vuestra
recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.
Orar en Domingo:
- Todos los Santos, por José Enrique Ruiz de Galarreta sj
-“Alégrense, estén contentos, porque van a recibir un gran premio en el cielo”, por Hermann Rodríguez Osorio sj
- Los santos que sientan a nuestro lado, por José María Maruri sj