XXVII DOMINGO del TIEMPO ORDINARIO


DEL EVANGELIO DE MARCOS 10, 2-12
Se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús para ponerlo a prueba:
- ¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?
Él les replicó:
- ¿Qué os ha mandado Moisés?
Contestaron:
- Moisés permitió divorciarse dándole a la mujer un acta de repudio.
Jesús les dijo:
- Por vuestra dureza de corazón dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación, Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo:
- Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otra, comete adulterio.
Orar en Domingo
- Jesús pide una fidelidad creativa, por José María Maruri sj

- Qué panorama, por Javier Leoz
- Los dos serán como una sola persona, por Hermann Rodríguez Osorio sj
- Jesús es mejor que la ley, por José Enrique Ruiz de Galarreta sj
- El divorcio es ley; el matrimonio, amor fiel y útero de vida, por Xabier Pikaza

- Ante loa matrimonios rotos, por JAP