DOMINGO XVII del TIEMPO ORDINARIO

Del Evangelio de JUAN (6, 1-15)
Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?».
Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer.
Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco».
Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente».
Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda».
Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo».
Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.
Orar en Domingo:
- Jesús rompe nuestros odres viejos, por José Enrique Ruiz de Galarreta sj
- “(...) mucha gente lo seguía porque habían visto las señales milagrosas”, por Hermann Rodríguez Osorio sj
- La buena voluntad, vale todo, por Javier Leoz