¿REBELIÓN a los 16 AÑOS? PREGUNTAS desde el ABORTO

Dadas las objeciones frecuentemente resaltadas entre la necesidad de permisos paternos para cosas mucho más triviales (excursiones colegiales, por ejemplo), parece que sería oportuno que LAS FAMILIAS, movilizaran a la sociedad para que se haga eco con fuerza y eficacia, acerca de las secuelas tan previsibles y graves como éstas:
Si suceden secuelas sanitarias, psicológicas, lo que no es nada improbable,
¿Quién se hace cargo del acompañamiento hospitalario?
¿Quién de las consultas subsiguientes?
¿Quién de los gastos que vendrán necesariamente ante posibles anomalías?
¿Quién lleva y trae a la joven en todos sus trámites?
¿Tendrá derecho la joven a exigir sobre lo que por su cuenta ha decidido, y que debería haber decidido con todas sus consecuencias físicas, psíquicas, económicas, morales?
¿Qué convivencia familiar se promueve con este problema tan básico?

En la lucha contra la violencia doméstica
¿Se cae en la cuenta de que se desencadenan argumentos para una nueva “violencia doméstica” insospechada hasta ahora?
Por la trascendencia de una decisión tomada sin consultar a los padres,
¿Puede esto no convertirse en invitación a prescindir de toda intervención paterna en temas de menor responsabilidad y cuantía?
¿No está abriendo un camino hacia la rebelión total?

La experiencia en grupos jóvenes de esta edad (Institutos, actuaciones sobre descanso nocturno, mobiliario público…) clama ante la carencia de disciplina, falta de respeto a la sociedad y a la autoridad escolar.

Este nuevo paso de independencia
¿Puede no influir necesariamente en una indisciplina mucho mayor desde el mismo hogar?

¿No se desmorona activamente por medio de esta política el conjunto de valores sin los que es imposible la vida social?
¿O se trata precisamente de que no existan valores en la “nueva sociedad que hay que inventar”, valores cuya carencia a la actual la va haciendo, en ciertos círculos, invivible?
¿Quién no constata cada fin de semana (de 3 días, al menos), la cantidad de destrozos urbanos que se desencadenan, además de las ruinas personales por drogas y bebida sin control?

¿No se pretende que se conviertan en ridículos valores proclamados por la Razón, por las Iglesias?
¿No se pretende de manera casi obsesiva que Tradiciones (de familia, moral, ética), Razón y creencias queden desprestigiadas en sí mismas, sin evaluar el futuro que emerge de criterios que se proclaman como conquistas del progreso?
¿No se afirma que sólo cuenta como válido lo que grupos adolescentes van creando como cultura y opciones propias de su edad?

El Estado sutilmente viene convirtiéndose en dueño de conciencias, la forma de totalitarismo más radical y universal.
Dueño de MCS manipula el lenguaje, llegando a convertir delito en derecho. Subversión integral, que ahora afecta a este punto del aborto (derecho de las mujeres), pero que no cesará de ampliar su campo de referencia.
Cuando sea el Estado el que dictamine el Derecho, el bien y el mal, sin otra conciencia que pueda sugerir, proponer…, no habrá otro camino de exigencia de comportamiento social más que la represión cruda y dura.
Como si no bastaran las experiencias hitlerianas y los Gulats, se prepara una sociedad abocada al castigo, a la represión como medio único de respeto social entre personas y bienes comunes (ya está sucediendo en distintos comportamientos, sólo recuperables mediante castigo, no por “valores”).

¿Los que detentan el mando habrán pensado responsablemente en alguna de estas consecuencias?
La impresión es que sí, y el objetivo claro parece ser destruir los valores que aún sustentan la sociedad para arrojarnos a un vacío no imprevisible, a lo que ya sospechamos.

Las FAMILIAS ¿no deben movilizarse y ser las primeras promotoras de un renacer ético y moral para el futuro de sus hijos...?

Miremos la realidad, oteemos el futuro tan inmediato, soñemos en recrear valores y provoquemos a la esperanza.
Todos, los jóvenes los primeros, nos necesitamos.
Documento elaborado por un grupo de jesuitas y de laicos