¡EN MARCHA!

El Señor dijo: “¡En marcha!”.
Y yo dije: “¿Quién, yo?”.
Y Dios dijo: “¡Sí, tú!”
Y yo dije: “ Pero aún no estoy libre
y vivo en compañía
y no puedo dejar a mis hijos.
Ya sabes que no hay nadie que me pueda suplir”.
Y Dios dijo: “Estás poniendo disculpas”.
Y el Señor dijo otra vez: “¡En marcha!”
Y yo dije: “Pero, no quiero”.
Y Dios dijo: “Yo no te he preguntado si quieres”.
Y yo dije: “Mira, yo no soy ese tipo de persona
que se mete en líos.
Además, a mi familia no le va a gustar,
y ¡qué van a pensar los vecinos!”
Y Dios dijo: “¡Cobarde!”.
Y, por tercera vez, el Señor: “¡En marcha!”
Y yo dije: “¿Tengo que hacerlo?”
Y Dios dijo: “¿Me amas?”
Y yo dije: “Verás, me da mucho reparo...
A la gente no le va a gustar...
Y me van a hacer picadillo...
No puedo hacerlo sin ayuda”.
Y Dios dijo: “¿Y dónde crees que estaré yo?”
Y el Señor dijo: “¡En marcha!”.
Y yo dije, con un suspiro:
“¡Aquí estoy, envíame!”
Luis Hodrick