La VIDA, como SOLEDAD y SILENCIO

Entre los días de la Semana Santa hay uno que sobresale por su abrumador Silencio: el Viernes Santo, el día en que el universo entero gime con dolores de parto, sobrecogido por el dolor, el sufrimiento y la muerte de Jesús. Un dolor y un sufrimiento que no nos son ajenos. La soledad en la tarde del Viernes Santo es terrible. Nos parece quedar abandonados a nuestra suerte, ausentes de la presencia de Jesús en nuestras vidas.