¿SOMOS TODOS MIGUEL?

El grito de la sociedad en su conjunto está siendo, desde un apoyo radical a los padres, “todos somos Marta”; lo somos una vez que ha sido asesinada, yo me pregunto si lo éramos antes de que esto ocurriera. Me explico, no soy psicólogo, soy sacerdote y llevo dedicado al trabajo con jóvenes veinticinco años, y me preocupa enormemente lo que se refiere a la construcción de la persona en nuestra sociedad. El ser humano tiene necesidades fundamentales en tres niveles: materiales, socio-afectivas-culturales, y espirituales; los adolescentes y jóvenes están ávidos de llenarlas, pero muchas veces construimos personas unidimensionales y respondemos y llenamos los vacíos con consumo y placer, quedando al margen un cuidado afectivo equilibrado, un desarrollo de las capacidades de relación y culturales, y mucho menos la dimensión espiritual. Sinceramente muchas veces siento una preocupación tremenda cuando observo el mundo juvenil y cómo les educamos para llenar sus necesidades unidireccionalmente. En estos días por ejemplo, he contrastado cómo, por un lado, estaban los jóvenes voluntarios que con alegría empujaban los sillas de los jóvenes de Aspaceba en el desfile del carnaval, al igual que la noche anterior veía jóvenes, adolescentes y, en algunos casos, incluso niños, destrozados por el alcohol por las calles de Badajoz ante la indiferencia de todos. También tiemblo cuando paso junto al centro Marcelo Nessi y pienso si creemos de verdad que los jóvenes que lo habitan pueden transformarse o están destinados, sin remedio, al módulo de jóvenes en nuestras cárceles. En la universidad descubro que no llega ningún alumno de la clase social que corresponde al nivel de pobreza grave y severa, ¿serán todos culpables de su fracaso escolar?
Por JOSÉ MORENO LOSADA, sacerdote capellán universitario. BADAJOZ.
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