HORIZONTES de VIDA (Vivir a la ignaciana), por Darío Mollá sj

Hablar de espiritualidad es hablar de vida, vida según el Espíritu, vida bajo la guía y el impulso del Espíritu. Es en la vida donde se concretan los impulsos, las llamadas y las orientaciones del Espíritu, y es en la vida donde se valida si una espiritualidad posibilita vivir con sentido, con alegría, con capacidad de servicio y gratuidad: vivir desde la hondura de Dios y en comunión con la persona humana.
Este cuaderno (de Cristianismo y Justicia) pretende presentar cómo sería el “vivir a la ignaciana”; presentar, de un modo sencillo y práctico, algunos de los rasgos más básicos del estilo y talante de vida que propone la espiritualidad ignaciana. En mi aportación intento ser fiel a las intuiciones básicas de san Ignacio de Loyola pero libre con respecto a las formulaciones y cercano, lo más posible, a la vida cotidiana de quienes, en medio de este mundo que nos toca vivir, buscamos, con deseo y humildad, «en todo amar y servir».
No hay que buscar en este cuaderno ni un trabajo erudito, ni un acopio de textos, ni un estudio de material ignaciano que justifique todas y cada una de sus afirmaciones… Ese ha sido, y es, trabajo previo que encuentra cabida para su publicación en otro tipo de publicaciones especializadas. Sí que hay que buscar y pedir, con todo, rigor en aquello que se afirma. Humildemente, he intentado que así sea. Y son las conclusiones de ese estudio previo las que he querido poner, en forma y en lenguaje, al alcance y al servicio del mayor número de personas. Es una apuesta con sus riesgos, e incluso expuesta a malas interpretaciones. Buen precio a pagar si consigo de alguna manera «ayudar» a poner de manifiesto las enormes posibilidades y sugerencias de la espiritualidad ignaciana para quienes hoy quieren vivir en las situaciones y problemas de su vida concreta y cotidiana el evangelio de Jesús. Vivirlo quizá sin abundancia de palabras, ni menos aún con formulaciones o jerga de “iniciados”, pero con toda la verdad de los hechos.