Con el Vanguardia en el corazón

Un grupo de veteranos miembros del Club Vanguardia trabajan afanosamente estos días en la organización de una reunión a la que aspiran atraer al mayor número de personas que hayan pasado por el club. Ya hay día: el 14 de marzo; y lugar: el llagar el Trole. Y, por ahora, una aceptación entusiasta de socios de todas las épocas. Por algo se trata de club que marcó la vida de varias generaciones de gijoneses, ya que no se trataba de una entidad deportiva al uso, sino de un punto de reunión para los jóvenes, de los pocos que había hace 50 años.

Nacido bajo los auspicios de la Juventud Obrera Católica, JOC, y en su caso concreto tutelado por los jesuitas, inculcó fuertes convicciones morales a miles de jóvenes desde un punto de vista cristiano pero cercano a la realidad del momento y sin el adoctrinamiento habitual en la época. Un grupo de aquellos habituales del Vanguardia -Armando Fernández, Manuel García Blasón, Fernando López Thomas, Merche Álvarez, Ana García Cabo, Begoña García Cabo y Francisco Fernández- recuerdan con cariño su paso por el club.
«Lo que primero llamaba la atención cuando llegabas al Vanguardia era la cercanía de la gente; se interesaban por ti, por tus inquietudes, podías hablar de todo y también rápidamente te daban responsabilidades», coinciden en señalar. Armando Fernández recuerda sus primeras andanzas: «Cuando tenía unos 11 años estaba siempre metido en una sala de juegos del barrio. Un día un amigo, Valentín, me dijo que había un club, el Vanguardia, que tenía muchas actividades y en el que en los futbolines salían dos bolas más que en el resto de los sitios; así que ésta fue mi primera motivación para ir. Lo primero que hice allí fue ver una película de Palito Ortega».