SANTA SEMANA

Después de cinco semanas, este tiempo litúrgico extraordinario de la Cuaresma se acaba. Han sido días de preparación, de profundización, de oración y desierto, de prueba y perdón, de salud y misericordia. Ahora ya está aquí la Semana Santa, la semana grande de tu fe. Para vivir esta semana has vivido esta Cuaresma. No para mortificarte con penitencias, o para darte golpes de pecho, sino para llegar preparado a estos días de fuerte experiencia religiosa: revivir y reactualizar los grandes temas de tu fe, la pasión, la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret; tu muerte y resurrección también. Siento que hay dos tipos de semana santa; las dos son válidas pero si se viven correctamente. Por eso, para que no te coja por sorpresa, merece la pena que te ‘prepares’.
Existe la semana del descanso, de las vacaciones, del relax, de cambiar –cuando se puede- de actividad. Esta semana marca el final y el inicio entre el 2º y el 3º trimestre escolar. Es una semana donde se recuperan fuerzas, aparcas este largo tiempo desde el último descanso y proyectas el final del curso. Vale la pena pensar cómo vivir esta semana, desde la tranquilidad y la paz, desde el descanso y el equilibrio. Pero, para ello, plantéatelo desde ya porque si no es así, es difícil que puedas vivir la ‘otra semana santa’.

Es la Semana Santa, la Semana Grande, es decir, los días que preceden inmediatamente al Domingo de Pascua. Es el núcleo vital del cristiano. Para los primeros cristianos solamente existía una fiesta: La Pascua semanal, celebrada cada domingo. De esta Pascua semanal se paso luego a la Pascua anual para conmemorar de una forma más especial la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Y de ahí fue estructurándose lo que hoy llamamos el Año Litúrgico.
No pases por alto la celebración de estos días. No caigas en la rutina de “otra vez los oficios”, o “qué pereza me da ir a la Pascua”. Prepárate a celebrar lo más importante, lo fundamental que ha tenido lugar en la historia de la humanidad y que tiene que ver contigo. Es verdad que su profundo contenido (juicio, muerte, vida...) sólo puede ser ‘entendido’ con los ojos del corazón. Pero incluso si tu corazón no alcanza a ‘ver’ el misterio de estos días, vale la pena que intentes sumergirte en la vida de Jesús y andes con Él. ¡¡Tanto te puede enseñar!!
Date cuenta de otro dato. Si esta Semana es Santa, todo se convierte en santo, pero no solamente el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sino también tú, y los que tienes a tu lado, y los que están lejos. Es que, en esta semana, el sufrimiento, el sacrificio, el sudor, la generosidad, la entrega, el amor... de cualquier persona adquiere un relieve especial. Las noches oscuras, las tinieblas... todo queda iluminado... Jesús te lo va a demostrar.
Que no se te escape esta oportunidad de estar y sentir a Jesús en estos especiales momentos, no lo dejes para la improvisación. Seguro que vale la pena.

Enviado por Fernando Arrocha sj